Un plato que se puede cocinar rápidamente y de éxito garantizado. Pero necesitamos hervir trigo.
No es algo tan extraño como parece, en todos los supermercados se puede encontrar el trigo para hervir, y se maneja igual que el arroz vaporizado. Sin embargo proporciona una textura blanda, esponjosa y auténticamente original.
Para esta receta vamos a hervir el trigo junto con unos espárragos trigueros, que ya por su nombre podemos ver que guardan relación. Cortamos las puntas de los espárragos y las dejamos enteras para que el plato quede más bonito y cortamos el resto de los espárragos en rodajitas. Los dos estarán listos más o menos en el mismo tiempo.
Mientras tantos limpiamos unos langostinos, llamados también gambón argentino. Se pueden usar gambas, pero un servidor es alérgico a ellas y se tiene que ‘conformar’ con langostinos, cigalas y bogavantes. ¡Qué pena!
Quitamos a los langostinos el intestino que, como todo el mundo sabe, se encuentra en su lomo, mientras que en las gambas se encuentra en el otro lado. Los troceamos y los salteamos en aceite de oliva añadiendo también un poco de sal y de pimienta. Cuando hayan cambiado de color apagamos el fuego y esparcimos unas hojitas de albahaca, que perderán consistencia con el calor residual.
Escurrimos el trigo y los espárragos y los servimos salpicando con los langostinos. Esta receta no os va a defraudar y se puede tomar tanto caliente como tibia.