La salsa boloñesa es bien conocida en España y, la verdad, no se parece en nada a la ‘boloñesa’ original, que en Italia se llama ragù. Se puede hacer con ternera o cerdo pero también con otros tipos de carne; en nuestro caso haremos servir el jabalí, que abunda en las montañas alrededor de Barcelona.
En primer lugar tenemos que sofreir en aceite de oliva EVO la conocida trinidad: cebolla, apio y zanahoria. Pero tenemos que picar finemente las verduras, y para ello haremos servir el robot de cocina.
Mientras empiezan a sofreir vamos a limpiar un medio quilo de carne de jabalí para estofado; se encuentra con facilidad en muchos supermercados entre los congelados. La cortamos en piezas más pequeñas y la picamos en el robot.
Añadimos la carne a la sartén, ajustamos de sal y pimienta, ponemos unas hierbas (salvia, por ejemplo, pero a mí me gustan también las bayas de enebro) y un poco de tomate picado, no más de 2 o 3 tomates. Esta salsa no debe ser «tomate con…», el tomate sólo proporciona un poco de gusto y color pero no predomina: de hecho el color dominante es el naranja de la zanahoria.
Añadimos un medio litro de caldo de carne (o de agua + una pastilla de caldo) y dejamos que se cocine a fuego bajo durante una hora. Parece mucho para una salsa, pero podemos hacer en cantidad y reservar en el frigorífico, en tarros de cristal o en el congelador.
Se puede incluso comer tal cual o acompañada por arroz o patata hervida