Por fin una receta con foto, me vais a decir. Es cierto, debería poner más fotos, pero si no tengo una cámara decente a mano…
Y con corazón y todo… Esta será la semana de la calabaza, y creo que la semana que viene seguiremos con ella.
Este risotto es un clásico revisitado. Se hierve la calabaza en trozos grandes, sin piel, antes de empezar a cocinar el risotto. Se guarda el caldo de cocción, lo vamos a necesitar para el arroz.
Sofreimos en mantequilla un poco de cebolla picada y luego ponemos el arroz (de buena calidad, Arborio o Carnaroli); dejamos que se tueste un poco y luego añadimos la calabaza, su caldo poco a poco (no como en la paella, en el risotto el líquido se añade cazo a cazo) y una pastilla de caldo.
A media cocción se controla si hace falta sal, la calabaza es muy dulce y a menudo es necesario corregir.
Cuando el risotto esté en su punto (es decir, al dente) se retira del fuego y en lugar de mantecar con mantequilla, se usa queso gorgonzola (en Italia lo solemos llamar simplemente zola). Se pone pimienta molida gruesa (usar molinillos regulables) y unos flecos de zola y se lleva a la mesa.