Así es como yo hago las cebollas caramelizadas.
En una sartén a fuego vivo pongo a rehogar las cebollas con un poco de aceite. Cuando empieza a soltar sus azúcares añadimos unos 100 o 200 gramos de azúcar, dependendo de la cantidad de cebollas. La idea es que la cebolla suelte sus dulces jugos, y que el color se vaya haciendo oscuro, a veces uso azucar moreno y a veces azucar blanco, en realidad no es muy importante pero sí es cierto que el azúcar moreno es más ‘originario’, sin refinar.
Añado entonces una botella de mi cerveza TriStar, una triple un poco oscura, que al evaporar y ser absorbida por la cebolla nos proporciona una cantidad de aromas y matices originales.
Una vez absorbido todo el líquido se apaga y se envasa en tarros pequeños y manejables, y se conserva listo para su uso durante todo el año.